Organizar, planificar, comunicar y colaborar: la primera edición de la Escuela Comunitaria de SOMOS 50 fue un verdadero laboratorio de acción ciudadana.
Los días 25 y 26 de septiembre hemos celebrado en Bilbao la primera edición de nuestra Escuela de Activación Comunitaria, y no podemos estar más contentos con los resultados.
Durante dos jornadas trabajamos con un grupo de 12 personas de entre 56 y 70 años, que aportaron no solo sus ganas de aprender y participar, sino también toda una trayectoria vital y profesional llena de experiencias y sensibilidad social.
En el taller exploramos técnicas muy prácticas
Aprendimos a dar los primeros pasos para reunir y cohesionar a un grupo de vecinos/as con intereses comunes: desde cómo convocar una reunión inicial hasta cómo establecer normas básicas de convivencia y colaboración. Se trabajaron técnicas para motivar la participación, repartir tareas y garantizar que todas las voces tengan espacio.
No se trata solo de tener buenas ideas, sino de transformarlas en acciones concretas. Las dinámicas incluyeron cómo definir objetivos claros, diseñar actividades ajustadas a los recursos disponibles y calendarizarlas. También se puso el acento en la evaluación posterior: qué ha funcionado, qué no y cómo mejorar.
En cualquier grupo surgen tensiones. Por eso se abordaron estrategias para prevenir y gestionar desacuerdos, como la escucha activa, la comunicación no violenta y la búsqueda de puntos en común. Se hicieron ejercicios prácticos para aprender a transformar los conflictos en oportunidades de mejora y cohesión.
Aquí el foco estuvo en cómo transmitir mensajes claros y constructivos: desde la redacción de un cartel informativo hasta la dinamización de una reunión. Se trabajó la importancia del lenguaje inclusivo, la claridad en los mensajes y la capacidad de adaptar el tono al público al que nos dirigimos.
La tecnología fue una aliada en el taller. Se presentaron herramientas accesibles y fáciles de manejar (como WhatsApp, Telegram o Google Calendar) para coordinar grupos, planificar actividades y difundir mensajes. La idea fue quitar miedos y mostrar que la digitalización puede ser práctica, útil y al servicio de la comunidad.
Además, se han generado proyectos de intervención comunitaria que pueden ponerse en marcha directamente en los barrios, con un claro enfoque en la mejora del entorno vecinal y la colaboración en red.
Lo más destacado: la actitud propositiva de las personas asistentes y la conciencia de que cada una puede ser agente de cambio en su comunidad.
Estamos supersatisfechos con la experiencia, y ¡el tiempo se nos ha pasado volando! Por eso ya estamos preparando nuevas ediciones.
Muy pronto compartiremos más información.